Descansando de mi vida [Libre]

La no hace ya caia por el cielo de la ciudad. Toda el dia habia sido algo aburrido. No habia pasado nada interesante, no habia recibido ningun llamado de nadie, mucho menos de algun contacto. El negocio no me estaba tratando muy bien ultimamente, y no es que mi mercancia fuera "de mala calidad" exactamente.

Bueno, ni modo. Ahora estaba echado sobre uno de los bancos de la plaza. Me habia quedado sin cigarrillos y escuchaba musica a todo lo que daba el pequeño aparatito que tenia en mi mano. Tenia una mano sobre mi rostro, cubriendome los ojos. Me sentia algo mareado y no sabia porque. Ultimamente mi salud no andaba muy bien exactamente. Me quite la mano que me cubria el rostro y me quede un rato mirando la plaza desolada. No habia ni un alma en aquel lugar, y por mi, se podia quedar haci.

Llegué a la plaza esperando encontrarme con alguien. Si no me encontraba con alguien mejor, así tendría tranquilidad. Visualicé un banco ocupado por uno de los míos. Era Sam. Parecía que se encontraba mal y estaba aburrido. Me acerqué y le tendí un cigarro.
-¿Lo quieres? -le pregunté mientras me sentaba a su lado y le sonreía.

Una vos me hiso levantar la cabeza y encontrarme con la mirada penetrante y vacia de Ginger. Le acepte el cigarillo con un gesto perezoso y le sonrei con pocardia.
-Nunca niego uno de estos -dije en vos baja y apagada. Le hise un espacio para que pudiera sentarse a mi lado.
-¿Que te trae por aqui? -le pregunte llevandome el cigarrillo a la boca y encendiendolo con el pequeño encendedor que habia sacado de mi bolsillo.

-El aburrimiento es el que me trae por aquí -le dije y apoyé mi cabeza en su hombro.
-¿Y a ti? -le pregunté mirándole de reojo y le sonreí.

No la aparte cuando puse su cabeza en mi hombro. Nadie apartaria a una chica como Ginger si hisiera esto con otra persona. Para ser sincero a mi me encantaba Ginger, su personalidad y todo lo que era ella en general me gustaba, aunque era un hecho de que ella no pensaba lo mismo de mi. Vamos que yo al lado de ella soy un simple mosquito.
-Bah, como a todos -dije rodando los ojos. Me puse a acariciar su cabello sin darme cuenta de lo que hacia, mientras me quedaba mirando a unas personas que pasaban por alli.
-Tambien aburrimiento -dije con una sonrisa al darme cuenta de que era la misma respuesta que la de ella.

Sonreí ante su contestación y ante su caricia de pelo. Sam era un chico que me encantaba. Siempre decía lo que pensaba y solo se preocupaba por él. Era uno de los míos y se notaba a distancia.
-Estamos conectados -bromeé sonriendo cuando dijo lo del aburrimiento.

Me rei por lo bajo al oirla y asenti con la cabeza levemente.
-Si, eso debe ser -dije con una sonrisa en el rostro. Segui acariciando su cabello mientras me quedaba pensativo, bueno era una forma de decir, en realidad tenia la cabeza completamente en blanco y lo mas probable era que se quedase haci.

Pasaron unos minutos para que pudiera volver a la realidad. Seguia con su cabeza pegada a mi hombro y yo seguia acariciando su cabello.
-¿Que me cuentas de nuevo? ¿Alguna novedad? -le pregunte, intentando sentar cabeza en el planeta tierra.

-No -le contesté con los ojos cerrados mientras él seguía acariciandome el pelo -bueno, si. Un italiano me contrató de secretaria -le dije sin importancia aún con los ojos cerrados. Estábamos en mitad de la calle, pero yo estaba muy a gusto en ese momento.

La mire sin moverme de mi lugar. ¿Un italiano? mmm... no sabia porque, pero me hacia mala espina. Bueno, era algo raro que sentia. Era como si... desconfiara, no espera, ¿Era desconfianza? Creo que no sabia muy bien lo que sentia, solo que no me gustaba.

No dije nada sobre eso y cerre los ojos intentando apartar mis pensamientos de ello. Sabia que Ginger era inteligente y fuerte, sabria que tendria quehacer, y si no podia con ello, haria lo que fuera para ayudarla.

No dijo nada de lo que comenté yo, así que me extrañé. Siempre decía lo que pensaba. Abrí los ojos y me separé de su hombro para mirarle a la cara.
-¿Que piensas? -le pregunté mirándole a los ojos.

No sabia si responderle o no. Por un lado me sentia un poco cohibido bajo su mirada, ya que normalmente todos lo hacian. Me pase una mano por el cabello y volvi los ojos hacia ella con lentitud.
-¿Nunca te preocupaste porque le podria pasar algo malo a la persona que quieres mas en el mundo? -dije con voz apagada y con la mirada completamente clavada en sus ojos.

Escuché su pregunta atenta y claramente. Al ser de noche, no había mucho ruido y su susurro se podía escuchar a la perfección. Sonreí.
-¿A que viene esa pregunta? -le pregunté con la sonrisa en la boca mientras también miraba sus ojos. Me acurruqué poniendo los pies sobre el banco y abracé mis piernas mientras aun le miraba.

Me cago en todo!! ¿Porquie tenia que abrir la boca? Estupido, estupido, estupido. Se daria cuenta si continuaba, se daria cuenta de que lo que sentia por ella no era solo amistad. Me removi incomodo en el asiento e intente no encontrar su mirada con la mia, intentando pensar una forma de salir de esa situacion.
-No es nada, solo que... sabes que me preocupo por ti - dije en voz baja, mirando hacia el piso, muriendome de la verguenza al decirle algo haci. Como podra haber notado, no estaba acostumbrado a expresar mis sentimientos de esta manera.

Se había vuelto incómodo de repente. Inútil, eso era yo. ¿Por que narices tenía que preguntar? Había molestado a Sam con mi pregunta, y eso era lo único que no quería hacer. Estaba molesto, o eso parecía.
-Ya se que te preocupas por mi... -le dije y vi como miraba el piso. Le cogí de la barbilla y le sonreí -y te lo agradezco -le dije de corazón.

Este... este fue le maldito momento en que mi mente se formulo una frase. Y fue, "Se va todo a la mierda". No me importaba el lugar en donde estabamos, no me importaba que fiera de noche y estubieramos en medio de la calle. De un momento a otro, tenia mis labios pegados a los de Gigner, con la escasa distancia que habia entre nosotros desaparecida. Evidentemente la estaba cagando con todas las letras. No podia cometer un error mas grande.
Pasaron 10 segundos hasta que me separe de ella. Puse cara de como estar preparandome para la bofetada, y en realidad eso era lo que tendria seguramente.

Después de decirle aquello, me besó. Fue un beso delicado. No conocía esta faceta de Sam. Cuando nos separamos a los 10 segundos, Sam puso una cara extraña, la cual hizo que yo riera.
-¿Qué haces? -le pregunté con una sonrisa.

¿Como que que hacia?!! Esta chica estaba rara. ¿Donde demonios estaba mi cachetazo?!
-Anda, golpeame de una vez. Se que no tendria que haber echo eso -dije intentando contener la risa a la vez que reformulaba el gesto.

Cuando me dijo aquello, no pude evitar reír.
-No te voy a golpear -le dije como si aquello fuera lo ultimo que haría y después volví a reír.

Abri un ojo despacio para comprobar que no era una cara de enojo lo que tenia en el rostro. Bah! la muy descarada se reia mientras yo pensaba que me daria el golpe de mi vida.
-No me golpearas? No me regañaras? no me diras que soy un idiota? -dije subiendo la voz a cada segundo, y acercandome a ella a cada frase.

-¿Por que iba a hacerlo? -le pregunté sonriendo -No me lo esperaba, pero solo ha sido un beso.

Ok, esta bien. Eso no me lo esperaba. La habia besado y no me habia golpeado, bueno al menos no tendria un ojo morado, pero no habia significado lo mismo para ella, como lo habia sido para mi. Esto era un asqueroso caso perdido.
Me acomode en el banco y decidi desistir. Ginger no era para mi, nunca lo seria y tenia que afrontar ese echo.
-Solo un beso... -repeti con tono de frustracion, hablando mas hacia adentro que hacai afuera.

Miré como se acomodaba en el banco, parecía un poco molesto, pero no conmigo, sino consigo mismo. Me mordí el labio inferior preocupada, pero preferí no decir nada y abracé mas mis piernas mientras miraba el horizonte. De vez en cuando miraba de reojo a Sam, el cual estaba con la mirada perdida.

Me quede un rato en silencio pensando en como decirle esto a Ginger, al menos sin quedar como un idiota.
-Ginger, tu sabes que te amo ¿cierto? -dije en voz baja, casi con miedo de oir su respuesta. No era facil para mi, y eso era lo que me molestaba. Estaba acostumbrado a ser fuerte en todo, a intentar siempre ser de hierro, pero en este tema no podia serlo. Por algun motivo, me deretia ante ella, y solo volvia a ser un fragil corderito.

Me sorprendí ante lo que dijo y se mostró en mi cara. Después le miré y vi como agachaba la cabeza después de hablar para el cuello de su camisa. ¿Que le decía yo ahora? No quería hacerle daño, Sam era un gran amigo para mi, e incluso había llegado a sentir cierta atracción por él... pero no es lo mismo. Le pasé el brazo por sus hombros y con una sonrisa le dije:
-Yo también te quiero mucho.